Tenerife: El Acantilado de los Gigantes
La privilegiada posición de las Islas Canarias hace que estas sean uno de los destinos turísticos más populares de España. Situadas en el Océano Atlántico y frente a las costas del Sahara, las islas tienen unas características meteorológicas únicas; además, la gran cantidad de hoteles baratos en Tenerife hacen que esta siempre sea una gran opción turística.
La mayor oferta turística de todo el archipiélago se encuentra en la isla de Tenerife. La amplia oferta de hoteles en toda la isla garantiza encontrar el alojamiento que mejor se adapte a las exigencias del visitante. Pero Tenerife no sólo ofrece opciones para quien busca sol y playa. El viajero puede disfrutar de multitud de propuestas: una rica gastronomía, un patrimonio cultural de siglos, senderismo y deportes de aventura, pesca y submarinismo… Todo ello, en algunos de los paisajes más sobrecogedores del país.
A 97 kilómetros de la capital, Santa Cruz de Tenerife, se encuentra la playa de Puerto Santiago -en otro tiempo, un pueblecito de pescadores y ahora, uno de los reclamos turísticos del oeste de la isla-. Su playa de arenas negras contrasta con la blanca espuma de las olas. El paisaje se halla dominado por el imponente Acantilado de los Gigantes, una mole basáltica fruto de la actividad volcánica de la isla que, en algunos tramos, alcanza los 600 metros de altura sobre el nivel del mar. El conjunto es de una belleza imponente. Sin duda, la mejor vista de estas paredes basálticas se consigue desde el mar; para ello se puede utilizar alguno de los catamaranes de recreo que ofrecen cruceros de duración variable. La base del acantilado tiene una profundidad de unos 30 metros, lo que propicia la presencia de una interesante fauna marina que congrega por igual a pescadores y submarinistas. Un paseo en barco permite divisar delfines que hacen piruetas al pie del acantilado y, con un poco de suerte, tortugas marinas o, incluso, ballenas. Los fondos están tapizados de esponjas y de coral negro.
El acantilado ofrece un difícil acceso; no en vano, era conocido como La muralla del Infierno en la época de los guanches. Tan sólo algunos barrancos -Carrizales, Juan López, El Natero o Barranco Seco- se abren paso a través de esta formación geológica singular. En los barrancos pastan rebaños de cabras cuya leche da lugar a unos deliciosos quesos frescos curados con gofio o pimentón.
El turista puede disfrutar de todo tipo de instalaciones en los alrededores: hoteles, apartamentos, chalecitos con los típicos balcones canarios o locales comerciales y de ocio que permiten satisfacer cualquier necesidad.
Un poco más al norte se encuentra el Macizo de Teno, otra maravilla geológica que merece una visita. Se formó geológicamente hace unos siete millones de años, tras una serie de erupciones volcánicas. Las coladas de lava fueron invadidas posteriormente por las tabaibas y cardonales y por los bosques de laurisilva, una reliquia paleobotánica, en las partes más elevadas.
Para disfrutar de la vista del mar, uno puede mirar desde el faro en la punta de Teno, desde donde también se puede apreciar La Gomera, una isla cercana.