Sensual, impredecible, comestible: el perfume según Anya McCoy

Anya McCoy se hizo famosa en los EE UU durante los años ’90 gracias a su línea de perfume orgánico Anya’s Tropical Essences. Con estudios en paisajismo y etnobotánica, McCoy cuida desde siempre su propio jardín orgánico y, respetando los ciclos y temporadas de cada especie en particular, consigue extraer preciosas esencias para sus perfumes. En el año 2006, Anya’s Tropical Essences se convirtió en Anya’s Garden (el jardín de Anya). Aunque el jardín de donde provienen estas juguetonas y sorprendentes esencias bien podría ser el de Alicia y sus País de las Maravillas. Inquieta, Anya se especializa en composiciones que giran alrededor de alguna nota exótica e inesperada, que sin embargo, logra vencer los reparos iniciales y cautivar.

Algo de eso ocurre con Fairchild, el primer perfume lanzado por Anya’s Garden. Una fragancia sensual que recrea la intoxicante atmósfera de los pantanos de la península de Florida, con su vegetación cálida, lujuriosa y agobiante. Pero este perfume sorprende al poner a reposar su salida de flores tropicales y su corazón de flores dulces sobre una base de fuerte sabor a mar. Una mixtura que combina notas de alga y sal, que reproducen, según su creadora, la sensación de la espuma de mar en el rostro, con un inédito toque de conchas marinas ahumadas, ámbar gris y musgo de roble. La nota de conchas marinas, en especial, otorga a la fragancia en su conjunto un matiz suculento, casi comestible. Una fragancia a la vez dulce y sensual, fresca y misteriosa.

Pero si la inclusión de conchas marinas en la composición de un perfume puede resultar inesperada, ¿qué decir de una nota de pelo de cabra? Poco después del lanzamiento de Fairchild, la infatigable Anya fue por más y presentó en sociedad Pan, una fragancia inspirada en el dios de la naturaleza, el dios músico, el dios cabra. Una composición que logra condensar la frescura y vitalidad de la naturaleza con la pagana sensualidad de los instintos que Pan tan bien representaba. Lo logra a través de una audaz combinación de cedro, loto blanco y lavanda que descansa sobre un corazón de heno, patchouli y tintura de pelo de cabra. Pan no es un perfume de uso cotidiano: quienes lo prueban se sienten envueltos en una sensación de libertad, vitalidad y cálida sensualidad  no recomendada para un día de oficina. Pero que lo ha convertido en una fragancia de culto entre los amantes de los buenos perfumes.

Andrea Andorra es asesora de belleza para http://www.perfumesandorra.com/perfumes/mujer/.Perfumes Andorra es la tienda de referencia que te permite una compra online segura.

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