La aromaterapia
Los principios de la aromaterapia se basan en la concepción del ser humano como una unidad, donde lo fisiológico, lo psíquico y el mundo material que rodean al individuo interactúan de manera tal que todos estos elementos son dependientes entre sí, y el menor cambio en alguno de estos aspectos generará un nuevo estado en la persona. Teniendo esta concepción como precepto principal, la aromaterapia busca generar nuevos estados mentales a través de estímulos olfativos determinados.
La realidad apoya estas teorías. Desde el nacimiento mismo del ser humano, el olfato constituye una manera primordial de conocer al mundo. El bebe reconoce a su madre por medio de su olor particular. Es sabido que las viejas comadronas acostumbran poner una prenda de ropa interior de la madre en la cuna del bebé para calmar su ansiedad, pudiendo ser simplemente un paño embebido en un poco de leche materna. Así, este olor familiar tranquiliza a la criatura y hace que el niño se encuentre más relajado y feliz.
La aromaterapia también encuentra aplicaciones prácticas en la vida diaria. Desde hace cientos de años, los seres humanos, aún sin estar plenamente consientes de la relación entre los olores y el estado de ánimo, empleamos distintos tipos de fragancias, en la forma de colonias y perfumes, para generar estados de ánimo particulares, no solo en el usuario, sino en sus semejantes. Así, es natural asociar belleza con fragancias placenteras, y es justamente en esta noción que se apoya gran parte de los esfuerzos de márketing de los fabricantes de perfumes y colonias.
Además, los fabricantes de perfumes conocen el impacto que cada aceite esencial causa en quien lo percibe. El aceite de albahaca tiene un efecto inmediato en la depresión y calma los dolores de cabeza y los problemas respiratorios. Otra planta que se emplea a menudo en las pociones utilizadas por la aromaterapia es el árbol del te. No hay que confundir esta planta con la infusión que se consume en todo el mundo. El árbol del te es un pequeño arbusto, cuyas propiedades curativas ya eran conocidos por los aborígenes australianos. Ingerido en grandes dosis puede llevar al coma y hasta la muerte, sin embargo, en pequeñas cantidades, su aceite esencial se emplea como antiséptico, antifúngico (lucha contra las infecciones de hongos) y antibiótico.
Los aceites esenciales de jazmín, lavanda, rosa y sándalo también son de la partida, en cuanto a la elaboración de productos para aromaterapia, y, coincidentemente, son componentes esenciales de gran cantidad de perfumes y colonias de uso habitual por muchos millones de consumidores. Es por esta razón que el empleo habitual de perfumes y colonias genera sensación de bienestar, un mejor estado de ánimo y facilita la relación interpersonal, a la vez que refuerza la imagen de belleza de quien lo usa.