El comienzo de mi Negocio Multinivel….

Negocio multinivelEl comienzo de la historia de tu negocio multinivel bien pudo haber sido una hermosa y agradable reunión en la que creíste haber encontrado la “octava maravilla del mundo”; al menos en mi caso fue así.

Inmediatamente percibí una oportunidad de negocio imperdible porque vi que implicaba…

  • La posibilidad de alcanzar la libertad financiera trabajando pocas horas al día y generando más ingresos que en un empleo tradicional.
  • Una oportunidad para generar ingresos residuales de por vida.
  • Una estructura sencilla y repetible para cualquier persona que esté dispuesta a recibir la capacitación adecuada.

Ante este panorama, yo no me lo quería perder.

Me asocié.

Los primeros tiempos, con energía, entusiasmo, optimismo y mucho orgullo por la decisión tomada, me dediqué a ver todo el material de la empresa. Leí a fondo todos los manuales, folletos, el plan de compensación, características de los productos y sus precios, así como todo el historial de mi empresa multinivel.

Me acuerdo que más de una vez, calculaba cuánto debía vender para alcanzar cada una las posiciones de mi escalera de liderazgo.

Cuándo sentí que tenía la información básica, debía saber cómo alcanzar las ventas necesarias para acceder al siguiente escalón.

Fui a mi patrocinador y le pregunté:

¿Qué debo hacer?

“Es muy fácil”-me dijo- “Debes ofrecer los productos a todas las personas que conozcas”

La recomendación más habitual es realizar una lista extensa, por lo que se llama “lista trescientos”, para colocar allí todas las personas que conozco y luego contactarlas con un orden determinado.

La realidad es que eso no me pareció tan bueno, pensar en venderles a mis amigos, familiares y conocidos, me provocaba una mezcla de vergüenza y miedo al ridículo.

A pesar de eso, abordé el llamado mercado caliente y lo hice.

Luego era el turno del mercado frío, abordar personas que no conozco a través de: volantes, avisos, etc.

El invitar personas para patrocinar agrega la carga emocional que significa comprender que debo tener una base firme para ayudar a esas personas a lograr sus objetivos, de acuerdo a lo prometido.

Pero…

¿Cómo podía darles respuesta si yo no tenía bien claro lo que debía hacer?

En ese momento comprendí que debía trabajar más en mí, en mi formación como networker profesional para dar forma a un sistema que me permitiera alcanzar mis objetivos y que fuera duplicable.

Sabía que tenía que encontrar otra forma de lograr conquistar “la oportunidad del siglo” y que no renunciaría.

Y aquí estoy, compartiendo todo lo aprendido para allanarte el camino.

Porque…, el éxito  no es más que la sumatoria de pequeños fracasos.

La persona exitosa es la que aprendió a olvidar sus fracasos pero conservando una lección de aprendizaje de cada uno de ellos, mientras la persona que se autodenomina “fracasada” es la que prefiere recordarlos y lamentarse por ellos mientras sigue haciendo lo mismo el resto de su vida.

 

Liliana Pages

http://www.LilianaPages.com

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