Cabalgar por los Andes

Hotel de MendozaPara una aventura a pura naturaleza es menester elegir pasar las vacaciones en Mendoza. Quien se aloje en algún hotel de Mendoza capital descubrirá muy pronto que esto no es ningún obstáculo para disfrutar el paisaje andino a pleno. La ciudad de Mendoza está muy cerca de los principales puntos de atracción paisajística de la provincia, por lo que no se necesita resignar el confort y la actividad urbanos para disfrutar de la espléndida naturaleza cuyana.

Un clásico del turismo en la provincia son las excursiones en bicicleta, que posibilitan disfrutar a un tiempo del sol, los paisajes y una actividad física apta para todas las edades y condiciones físicas. Los recorridos de estas excursiones suelen incluir bodegas y viñedos para, muchas veces, terminar la jornada con una visita guiada y alguna sabrosa degustación.

Para los turistas más aventureros, sin embargo, la opción de realizar una excursión a caballo a través del paisaje andino puede resultar mucho más atractiva e interesante. Imposible no evocar la gesta sanmartiniana al recorrer a lomos de estos nobles animales los pasos donde el Ejército de los Andes inició su gesta libertadora y su camino a la gloria. La emoción que ocaciona seguir las huellas del gran capitán sólo puede compararse con la que provocan los maravillosos paisajes de la región. Curtidos baqueanos acompañan, aconsejan y desgranan sabrosas anécdotas. Arroyos de deshielo, profundas quebradas y el omnipresente fondo de los abruptos picos andinos acompañan al viajero durante todo el trayecto. El profundo e imponente silencio de la montaña se alterna con el rumor del viento y el canto de los pájaros. Las hierbas silvestres saturan el olfato con el agradable aroma de la naturaleza virgen. A lo lejos, el cóndor, señor de los Andes, vigila atentamente a los viajeros.

Las cabalgatas a través de la montaña suelen insumir un promedio de 4 horas y culminan en la quebrada del Portezuelo, mirador panorámico cuya belleza corta el aliento. La llegada hasta este punto del recorrido, habitualmente al mediodía, marca el momento ideal para disfrutar de un inolvidable asado en plena montaña. Una experiencia donde todo, desde el crepitar del fuego hasta el sabor de la carne parece tener otro color gracias al imponente marco natural. Un buen vino mendocino acompaña la comida y pone el broche de oro a una excursión inolvidable.

Otro imperdible del turismo en Mendoza cuyo recuerdo se atesora para siempre.

Jorge Alberto Guiñazu

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