Un día de spa entre montañas
Las vacaciones en Mendoza resultan una oportunidad ideal para disfrutar de un tratamiento relajante, rejuvenecedor o reductor en un spa de montaña. Los centros de estética y bienestar seducen en la provincia cuyana con imperdibles valores agregados muy difíciles de encontrar en otras zonas. Para empezar, no es necesario trasladarse a un hotel de alta montaña para disfrutar del efecto relajante del paisaje andino. La propia ciudad de Mendoza, con su activa vida cultural, comercial y nocturna, está enmarcada por la enorme belleza del impactante paisaje de montaña. Y los spa capitalinos han sabido capitalizar esta ventaja. El spa del lujoso hotel Diplomatic, por ejemplo, ofrece a sus huéspedes una variada propuesta de masajes relajantes, descontracturantes y reductores con vista al incomparable paisaje andino. Así, la experiencia de placer y relax se ve multiplicada por el contacto directo con la naturaleza, en una experiencia difícil de olvidar. En el spa Mystic, ubicado también en la zona céntrica de la capital mendocina, los masajes tienen el sello de la milenaria medicina oriental. Técnicas ayurvédicas, tailandesas, shiatzu y de reiki, entre muchas otras, apuntan a lograr un estado de bienestar global a través de la armonía entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
En Mendoza, la tierra del vino, los spa no podían dejar de contar para sus tratamientos con todo el poder antioxidante de la uva. Los polifenoles de esta fruta devuelven a la piel, a través de mascarillas, cremas y geles, toda su tersura y elasticidad original, a la vez que previenen el envejecimiento prematuro de rostro y cuerpo, reparando los daños ya existentes. En los spa mendocinos son también muy habituales los pulidos faciales y corporales con pepitas de uva, que además de nutrir y revitalizar la epidermis ayudan a desprender las células muertas de su superficie, dejándola tersa, lozana e increíblemente suave.
Los principales spa de la provincia ofrecen también programas cortos, de efecto revitalizador inmediato, atentos a las necesidades de quienes viajan a tierras cuyanas por negocios y necesitan relajarse para poder continuar con una rutina de trabajo intensa. Estos programas suelen incluir hidroterapia, pulidos corporales, una purificante sesión de sauna, masajes relajantes y, por supuesto, una copa de buen vino. Gracias al efecto sedante del paisaje y las propiedades energizantes de la uva, es posible volver de un viaje relámpago de negocios con la sensación de haber pasado unas buenas vacaciones en Mendoza.
Jorge Alberto Guiñazu