Aguas Claras en Mendoza
Mendoza registra una larga historia de lucha contra el desierto. Sus fecundos viñedos y cultivos frutales no parecían posibles en las zonas en que las llanuras se hacen áridas e intratables. Los perceverantes cuyanos, no obstante, no se dejaron atemorizar por el hostil panorama y, con la ayuda invalorable de los ríos y arroyos de montaña lograron convertir su provincia en un jardín de increíble verdor, donde las acequias son parte inseparable del paisaje urbano y los embalses, del pasaje de montaña. En Mendoza, el turismo pronto supo sacar partido de estos últimos, y hoy se despliega en cada uno de ellos una intensa actividad recreativa y deportiva. Diques, lagunas y embalses seducen en Mendoza con una propuesta que combina adrenalina, relax y mucha, mucha naturaleza.
En el Valle de Uco, los arroyos de Santa Clara y Las Tunas se unen a los pies del imponente volcán Tupungato, en el parque de igual nombre. Su paciente trabajo de siglos ha creado profundos valles. No lejos de allí, en el departamento de Tunuyán, la reserva natural Manzano Histórico encanta con su gran cantidad de riachos y arroyos, marco ideal de cabalgatas, paseos, safaris fotográficos y excursiones a pie o en bicicleta. Muy cerca de allí, en el departamento de San Carlos y a los pies del volcán Maipo, descansa la increíble Laguna del Diamante, un fenómeno de aguas cristalinas en pleno corazón de la alta montaña. Nadie que lo haya presenciado puede olvidar el emocionante espectáculo de las puras aguas centelleando al sol con mil tonos distintos, atravesados por el huidizo resplandor plateado de las truchas que las habitan. Otra reserva natural que invita a ser recorrida cámara en mano, a pie, en bicicleta o a caballo. Asimismo se realizan ascensiones a las altas cumbres.
En las sierras de Uspallata, en la precordillera, célebres desde el paso del ejército libertador, brotan los famosos manantiales de agua mineral de Villavicencio. La reserva es privada, pero puede visitarse para disfrutar en toda su extensión la belleza del valle y la particular riqueza de la fauna y flora autóctonas.
En la provincia de Mendoza funcionó la primera represa hidroeléctrica del país, una central que abastecía de luz a la ciudad capital y al gran Mendoza. Su ejecutor, un ingeniero alemán, fue además padre de uno de los más reconocidos pintores argentinos, el genial Fernando Fader. Un artista que, habiendo nacido en Europa, adoptó a Mendoza, con sus mágicos cursos de agua, como su patria elegida. Algo con lo que muchos turistas sueñan, deslumbrados, tras pasar sus primeras vacaciones en Mendoza.
Jorge Alberto Guiñazu