Siempreviva: perfume de sol y mar
La flor llamada Siempreviva o “flor de papel”, dicen, jamás se marchita. Extraordinaria planta cuyo nombre científico significa, en griego, flor de sol, no puede, sin embargo, vivir lejos del mar: nativa de la isla de Córcega, se reproduce allí salvaje y libre. El corso más famoso, Napoleón Bonaparte, aseguraba de ser capaz de reconocer su tierra natal con los ojos cerrados, guiándose únicamente por su perfume. Fragancia de Siempreviva, claro. Una estela claramente ambarada que se vuelve tan adictiva como embriagadora.
La Siempreviva hunde profundamente sus raíces en la tierra costera, y el mar le contagia su dejo salvaje y salado. Exótica y sensual, rápidamente atrajo la atención de los más prestigiosos creadores de fragancias del mundo, que recurren a ella cuando buscan lograr un cóctel tan seductor como original.
La diseñadora de modas francesa Josiane Maryse Pividal se ha hecho mundialmente famosa bajo el seudónimo de Lolita Lempicka. Construyó su alter ego tomando el nombre de la mítica niña-mujer, de tan sugerentes matices, y el apellido de la pintora Tamara de Lempicka, de de talento genial y vida más que turbulenta. No es de extrañar, entonces, que Lolita Lempicka busque dotar a cada una de las fragancias de su firma de una personalidad tan fuerte, sensual y original como la suya propia. Ni tampoco lo es que se haya dejado fascinar por el salvaje encanto de la Siempreviva de Córcega.
Cada uno de sus perfumes se lanza al mercado tras años de cuidadosa preparación; cada frasco es una pequeña joya que quiere contarnos una historia.
Para su fragancia “L”, la siguiente luego del éxito de su primer perfume, que llevaba simplemente su nombre, Lolita Lempicka eligió inspirarse en el mito de la sirena, paradigma de la sensualidad libre y salvaje que lleva a los hombres a la perdición. “L” seduce con notas orientales y avainilladas que dan paso a la poderosa fragancia de la Siempreviva, verdadero corazón de este perfume, que descansa sobre un delicado fondo de almizcles y maderas preciosas. Quien lo percibe se ve envuelto en la magia salobre, dorada y un tanto rústica de los paisajes marinos. Como la misma diseñadora confesó, el perfumista creador Maurice Roucel logró capturar la esencia de sus recuerdos de infancia en la playa, plenos de sol, con la caricia del mar en la piel.
Lolita define esta fragancia como “un perfume de eternidad, un beso salado en los labios y en la piel”.
Una definición que resume de maravillas el espíritu salvaje y libre de la Siempreviva, la flor que nunca muere.