¿Quiere un cerebro sano y una buena memoria incluso en la vejez? ¡Ejercítese!

¿Quién no quiere que su memoria permanezca nítida incluso en la vejez? Una de las cosas que preocupa a mucha gente a medida que envejece es cómo serán capaces de mantener su memoria. Todos queremos poder funcionar normalmente, incluso a medida que somos mayores. Después de todo, ¿quién quiere ser una carga para sus hijos?

¿Sabía usted que hacer ejercicio con regularidad mientras aún es joven puede ayudarle a seguir siendo saludable y estar en forma en la vejez? Estudios recientes muestran que nuestra memoria puede depender de nuestro estado físico. Ciertos tipos de memoria dependen del hipocampo del cerebro, y en este caso, el tamaño sí importa – cuanto más grande sea el hipocampo, mejor.

Cómo el tamaño del hipocampo afecta la memoria

Según la investigación, los adultos mayores que poseen un buen estado físico muestran una tendencia a tener un hipocampo mucho más grande que otros que no lo poseen. Además, los adultos mayores con buena aptitud física tienen una mejor memoria espacial. En un estudio publicado en el Hippocampus Journal, el tamaño del hipocampo en adultos con un buen estado físico es responsable de aproximadamente el 40% de la ventaja de la memoria espacial.

Los científicos creen que algunas actividades tienen la capacidad de alterar el tamaño del hipocampo en los seres humanos. Además, estudios anteriores encontraron que a medida que envejecemos, el tamaño del hipocampo se reduce, con una tasa de disminución en la capacidad cognitiva que varía de una persona a otra. Los primeros estudios también mostraron que el tamaño del hipocampo y la memoria espacial en ratones aumentan con el ejercicio.

El último estudio que se centra en el hipocampo demuestra que el ejercicio tiene un efecto sobre el tamaño del hipocampo y la memoria en los seres humanos. Los investigadores descubrieron que la aptitud física de una persona y su rendimiento en ciertas pruebas de memoria espacial están asociadas significativamente. Los hallazgos apoyan la teoría de que su comportamiento y estilo de vida pueden influir en el encogimiento del cerebro cuando uno se hace viejo.
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