Las materias primas del perfume – primera parte
Pocos productos tocan tanto el alma humana como un buen perfume. ¿Que mágicos elementos intervienen en la creación de estas obras de arte que fácilmente pueden transportarnos otro mundo? Parece magia, es cierto, pero en realidad es pura química, química como la que tiene cada persona con su perfume particular. ¿Cuales son los secretos elementos que son capaces de cambiarnos el ánimo, y contagiar belleza a donde quiera que son percibidos?
La familia de lo verde. Esta familia de ingredientes se ha puesto muy de moda a partir de la segunda mitad del siglo XX. Son fragancias netamente juveniles, vivaces, refrescantes las principales especies responsables son el ruibarbo, el naranjo agrio, el jacinto, el galvanum -otra especie vegetal-, y la violeta.
La familia del tabaco. Ante la liviandad de las fragancias verdes, el tabaco otorga a los perfumes una sensación aterciopelada y suave. La principal especie responsable es la siempreviva. Esta planta que crece en la cuenca del Mediterráneo rinde sus esencias por destilación por vapor de agua de la flores secas.
El almizcle. Originariamente se trataba de una sustancia que producían naturalmente algunos animales como el buey almizclero. Pocos aromas transmiten tanta sensualidad como el de esta sustancia. Es extremadamente fuerte, y se diluye en alcohol, empleándose en dosis muy pequeñas. Desde hace un tiempo esta parte la industria ha venido empleando un sustituto sintético, que imita logradamente a esta sustancia natural.
El musgo. Este componente remite a los olores del bosque y las malezas, de la tierra húmeda, de la naturaleza. Tiene notas de madera y champiñón. El musgo de Roble es la principal especie de esta familia. Se trata de un liquen (planta parasitaria) que se desarrolla sobre los troncos de Roble, en Europa oriental. Para extraer las esencias es necesario disolver grandes cantidades de musgo, que también puede crecer sobre el cedro y pino y el abeto, aunque estos últimos son menos apreciados por industria perfume.
La Iris. Se trata de una especie vegetal que produce una flor de bellas tonalidades lilas y violetas. Es una especie muy codiciada por perfumistas, ya que interviene en la formulación de la mayoría de los perfumes finos. Para la extracción de la esencia es necesario que las plantas tengan tres años de edad, cuando son cosechadas, y las raíces deben ser peladas, secadas, y trituradas, para luego ser destiladas al vapor. Un kilo de esta esencia puede llegar a costar €1500. La obtención de la esencia es un proceso químicos sumamente complejo, donde se eliminan los ácidos grasos para dejar paso a la sustancia pura.
Esta es la primera parte de la descripción de las materias primas que intervienen en la creación de los perfumes. Muy pronto, la segunda entrega de la mano de Perfumes Andorra.
Andrea Andorra es asesora de belleza para http://www.perfumesandorra.com/perfumes/mujer/ tu tienda online de perfumes y cosméticos.