La trampa de los cuarenta años

LA TRAMPA DE LOS CUARENTA AÑOS

Somos el producto de nuestra educación. Ya sea esta buena o mala, liberal o conservadora, religiosa o atea, esmerada o escasa, familiar o de la calle, somos indefectiblemente el producto de nuestra educación.

Esto es inevitable. Todo ser vivo capaz de aprender algo lo hace mediante el método de ensayo y error, ya sea un físico nuclear o un hamster. Así la sumatoria de nuestras experiencias nos educan, nos enseñan, y van creando nuestra personalidad, nuestra educación, nuestro carácter, nuestras afinidades o nuestros defectos o capacidades.

En términos generales, la gran mayoría de la población de cualquier país recibe gran parte de se educación de los mismos orígenes: la familia, la escuela. Secundariamente, y en mayor grado a medida que los años pasan y la niñez desemboca en la adolescencia, otro tipo de relaciones aportan su caudal “educativo”, amigos, la calle, la publicidad, los medios de difusión, etc.

Dependiendo del grado de educación al cual se acceda, escuela primaria, secundaria, cursos, universidad, carreras de postgrado, etc., se tendrán diferentes expectativas en cuanto a las posibilidades de desarrollo de cada persona.
Estas se estimarán mayores cuanto mas completa o mas esmerada haya sido la educación recibida. Y, si bien sabemos todos los adultos, cuan frecuentemente la relación entre educación y desarrollo personal no es directa, si es la forma en la cual “queremos” confiar cuando evaluamos cual es la mejor manera de educar a nuestros hijos.

Sea cual sea además el medio en el cual cada ser humano se cría, todos ellos con alguna variación entre las distintas culturas y el medio social al cual pertenezca cada uno, se verán educados por la moral, es decir las costumbres que rigen su entorno.

Esta moral, significa aceptación en su medio, ya que en definitiva es una sumatoria de costumbres estadísticamente compartidas por la mayoría y aunque también muy frecuentemente, muchas de ellas se encuentren reñidas con la ética, por ser algo que la mayoría hace, son aceptadas como “buenas”.

Nadie puede decir que apreciar como un hermoso espectáculo la tortura de un animal sea algo ético, pero todos sabemos que el llamado “arte” taurino es eso, y en países que se consideran del primer mundo no solo es aceptado sino apreciado. Cazar habrá sido algo ético cuando las sociedades dependían de esta práctica para su subsistencia, pero actualmente matar un animal que no vamos a comer solo por deporte no puede considerarse ético aún cuando es aceptado socialmente.

Pero estas, no son las únicas enseñanzas que recibimos de la moral, también está la cultura del trabajo.

Según si la educación se da en un medio económico-social alto, medio o bajo, los humanos de las diferentes sociedades se encuentran casi en su totalidad educados para la cultura del trabajo, en relación con cánones antiguos en los cuales se considera que el trabajo “dignifica”. Toda persona que provenga de un medio honesto, decente, tiene que trabajar, por que sino es un vago, y en consecuencia se recibe la condena social, el desprecio.

Por este motivo, y ya a temprana edad en muchos casos, de acuerdo a las esperanzas de desarrollo académico de cada joven, y a la necesidad del medio familiar al cual pertenezcan, se induce a todos a encontrar un empleo y trabajar, manteniendo de esta forma una sana actitud de vida, una actitud digna.

Y esto no está mal, es bueno que todos, ya de niños, entendamos y aprendamos que cada logro debe sustentarse en un esfuerzo previo. Pero vemos como algo represivo el considerar que solo “teniendo un trabajo honesto” accedemos a ser personas dignas, ya que hay muchos emprendimientos que la sociedad no ve como un “trabajo honesto”.

Para la mayoría de las personas, un trabajo honesto, es aquél, en que uno está más de 10 horas diarias en su trabajo, quizá trabajando horas extras que nadie cobra, 5 a 6 días a la semana.

Antes, cuando hicimos mención al medio social en el cual cada persona se desarrolla, quisimos enfatizar las posibles diferencias que se encuentran entre estos. No es raro encontrar que la sociedad considera a aquellos que siempre están buscando una nueva oportunidad, fuera de lo que es el empleo convencional, como irresponsables o “vagos”.

Los humanos tenemos siempre algún grado de negación a ver la totalidad de nuestra realaidad, al fin y al cabo siempre hay algo bueno y algo que consideramos reprobable, que no confesaríamos fácilmente, algo que nos avergüenza. En la sociedad en forma colectiva suele suceder lo mismo. Siempre ha habido una tendencia a la negación a ver la realidad de las sociedades en las cuales habitamos, y entre otras formas se aprecia al considerar a quienes tienen dificultades laborales o económicas, no por defectos en las constitución de nuestras sociedades, sino por la falta de esfuerzo de ellos mismos.
La sociedad está bien, si somos trabajadores y buenos empleados, “eso de andar buscando negocios nuevos, es porque no quiere trabajar”, es un pensamiento común, y muchas veces está mal visto, hasta por la propia familia.

Y así, ingresamos en la trampa de los cuarenta años, tratando de ser dignos, de lograr la aceptación de nuestro medio, de evitar la condena social. Terminamos el colegio, o a veces antes, y aun si pensamos en estudiar algo, buscamos un trabajo. Y ya esta, somos buenos, somos trabajadores, todos hablan bien de nosotros. Y sin importar a cual grado de desarrollo hayamos podido acceder, seguimos con esta premisa en la cabeza toda la vida, relacionando ser buen trabajador con ser decente.

Así, desciende esta línea de pensamiento, proveniente de las clases directivas de la sociedad, en la cual, pretender otras realidades, ya sea intentos de emprendimientos propios, negocios individuales, inversiones personales con el ánimo de alcanzar una mejor calidad de vida es, sino reprobable, por lo menos algo que no debe ser alentado.

Porque debemos estar durante 40 años haciendo lo mismo?
Porque no podemos trabajar más inteligentemente y no más tiempo diario?
Porque no podemos aprender a generar suficiente dinero para poder disfrutar tempranamente de nuestro tiempo libre?

Permanecer en esta trampa de los cuarenta años, laborar agradecido de tener trabajo y “dignamente” entre los 25 y los 65 años, ha sido el destino de la gran mayoría de los integrantes de cualquier sociedad desde siempre.
Escaso número de miembros de la sociedad, ha escapado a este destino, sólo unos pocos, mediante un golpe de suerte o por tener el carácter necesario para intentar otros emprendimientos sin importarles la condena social o por tener, de alguna manera formado un carácter mas bohemio que los llevo a hacerse artistas, u otra actividad diferente.

Afortunadamente, al terminar la primer década del segundo milenio, en muchos países donde esta premisa imperaba, y que se encuentran con gran atraso en relación con las sociedades del llamado primer mundo, este modelo de pensamiento, esta empezando a cambiar. Nuevos elementos, como Internet y el Marketing Multinivel, entre otros, han producido cambios hacia formas mas justas de labor, permitiendo un progreso económico importante al brindar la posibilidad de alcanzar muy buenos ingresos y aprender, a personas sin medios económicos o educativos suficientes para emprender otros negocios de orden convencional.

La combinación de estos dos elementos mencionados, que ha conseguido índices de éxito importantísimos, al tener costos de inicio insignificantes, abre la puerta a cualquier persona fácilmente, y además en forma global, ya que aquello que publicita en Internet tiene por mercado a todos los países del mundo.
Cualquier emprendedor así sea del lugar mas apartado de la tierra, tiene acceso con muy bajo costo, a todo estas formas de negocio y posibilidades de ingresos notables, aprendiendo conceptos simples, y ganando dinero mientras lo hace.

Y aun cuando a las clases dirigentes de esos países les gustaría “regular” o abolir estas actividades, por que simplemente nos quieren mantener pobres, estúpidos e ignorantes a todos, no tienen manera de manejar esta nueva forma de actividad, que no solo es lícita y justa en sus formas de ingresos, sino que además favorece el crecimiento personal de quienes la desarrollan, ya que aprenden permanentemente.

Esto ha ido cambiando, gracias a que la población, se ha visto obligada a tomar conocimiento de su poca información acerca de “Educación Financiera”
El gran cambio en las reglas del juego, en cuanto a la situación laboral, obligó a las personas, a tomar conciencia de una realidad.
Ya no podemos confiar en los gobiernos ó en los empleadores el futuro de nuestras vidas, los empleos cada vez son más escasos y las probabilidades de progreso y de una buena jubilación, casi nulas
No podemos esperar, como 50 años atrás, trabajar en un mismo lugar durante toda nuestra vida, jubilarnos y vivir tranquilos el resto de nuestros años.
No sólo es una utopía, sino que debemos preguntarnos:
Porque no puedo construir mi negocio, generar una renta y disfrutar más tiempo de las cosas hermosas de la vida?

Lo invitamos a recapacitar sobre esto.
Se puede hacer una plan a 5 años, en donde Ud. podrá consolidar un ingreso residual que le permita esto y mucho más.

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Saludos y éxitos.

Sandra y Jose Luis Remiro

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