La obesidad se incrementa y los servicios de salud no están preparados.
Las personas con obesidad, además de las enfermedades y complicaciones que el mismo sobrepeso les ocasiona, tienen que lidiar con situaciones en las que su peso y tamaño no les permiten desenvolverse bien. Esto está ocurriendo cada vez más en los servicios de salud también, como hospitales y clínicas médicas.
Cuando Mark Rosenthal tuvo un infarto, era tan pesado y tan ancho que no cupo en una camilla, así que tuvo que hacer el viaje hasta el hospital en el piso de la ambulancia. El viaje le lastimó la espalda, y sentía que su propio peso lo sofocaba. En el hospital, los médicos querían realizarle una resonancia magnética pero no cabía dentro de la máquina.
Pero la humillación más grande para el Sr. Rosenthal fue tener que ir al baño. No estaba en forma para ir al baño tan pequeño, en el cual no hubiera cabido de todas maneras, y los cómodos del hospital no soportaban su peso de más de 200 kilos.
La obesidad es el problema de salud de mayor crecimiento en los Estados Unidos. En el año 2000, 31% de los adultos norteamericanos eran obesos, de acuerdo al Centro de Control y Prevención de Enfermedades.
Y aquellos clasificados como obesos mórbidos, como el Sr. Rosenthal, triplicaron su número en tan solo una década.
Las complicaciones de la obesidad mórbida no se limitan tan solo a enfermedades que amenazan la vida, como son diabetes tipo 2 o alta presión arterial, sino también recibir el servicio médico que está más allá de su alcance, y tan disponible para otras personas sin este problema de sobrepeso.
Las personas con obesidad severa no caben en las sillas de ruedas tamaño estándar, en los sillones de la sala de espera, las camas y batas de hospital, o las máquinas de resonancia magnética, entre otras dificultades que afrontan.
Los rayos X a menudo no pueden penetrar en su cuerpo de manera suficiente como para producir imágenes útiles, y los sanitarios ceden ante su peso.
Con obesidad severa, los viajes al médico o al hospital le recuerdan al individuo una vez más que, literalmente, no caben, como al pagar por dos asientos en un avión, buscar ropa de su tamaño, o someterse a las miradas y curiosidad de las demás personas. Las humillaciones tienen como resultado que, la persona obesa que necesite tratamiento, se rehúse a buscarlo.
Teena Gamzon se mantuvo alejada de los doctores por tantos años, que para cuando finalmente decidió buscar tratamiento, su diabetes estaba fuera de control, tenia apnea del sueño que arruinaba sus noches y la hacía pasar días molestos, y una acumulación de tejido linfático en sus piernas, efecto secundario común de la obesidad severa, que causó daños severos a sus nervios.
“Apenas me puedo parar, pero las sillas en la sala de espera tienen descansa brazos, así que no me puedo sentar. No quepo en la camilla del ginecólogo y la bata no me cubre, ir al médico es humillante y difícil”, comenta la señora Gamzon, de 55 años.
La obesidad se define por los expertos como un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más. La obesidad mórbida es un IMC de 40 o más, y el término “super obesidad” es en ocasiones usado para un IMC de 50 o más.
Este año, más de 100 mil norteamericanos con obesidad mórbida se realizarán alguna cirugia bariatrica, o una banda gastrica, cuatro veces más que en 1998. Pero aunque cada vez más hospitales están realizando estas cirugías para tratar los problemas de obesidad, los cambios en las instalaciones y equipo para que los pacientes obesos puedan estar a gusto durante su hospitalización se han ido realizando de manera muy lenta,. Esto es debido a que todos los cambios que se necesitan son demasiado costosos, ya que el equipo necesario es muy especializado.
El manejo de pacientes con sobrepeso extremo, como moverlos, bañarlos, acomodarlos en una habitación, puede requerir de la ayuda de varias personas, cuando una sola podría hacer las mismas cosas para alguien de peso y tamaño ordinario.
Muchas personas con obesidad mórbida, e incluso algunos de sus médicos, comentan que los doctores y las enfermeras los ven con repulsión en algunas ocasiones, como muchas de las personas lo hacen.
La discriminación por el tamaño y el peso es aún muy común en este país, y los profesionales médicos no son más sensibles que el resto de la población, comenta el Dr. Butch Rosser. Muchas personas cuyo trabajo es cuidar de otras, piensan que las personas con obesidad merecen estar así, y los cuidados que les otorgan no son de la misma calidad que al resto de los pacientes.
Incluso algo tan básico como pesar a un paciente con obesidad es algo que va más allá de lo que los médicos pueden hacer en sus consultorios, pues sus pesas solo llegan a los 150 kilos.
Las máquinas para tomografías y rayos x tampoco están diseñadas para pacientes con obesidad. Esto dificulta el acomodar a los pacientes más grandes en ellas para realizar los estudios necesarios.
La obesidad es un problema cada vez más grande, y tanto el personal médico como las instalaciones de hospitales y consultorios, deben mejorar a la par que incrementa la enfermedad.
Adiós Obesidad es una clínica que cuenta con el equipo integral y adecuado para tratar el sobrepeso y la obesidad, buscando que el paciente logre una mejor calidad de vida.
Cecy García
Psicología Bariátrica
http://www.adios-obesidad.com/Banda-Gastrica.aspx
Acerca del autor:
Cecy Garcia Duran es licenciada en psicología, especialista en psicología bariátrica o de obesidad, trastornos alimenticios y emocionales. Egresada de ELPAC (Escuela Libre de Psicología AC).