La higiene del gato

El gato es un animal limpio por naturaleza, y uno de los motivos por los que el gato es uno de los animales domésticos y de compañía más popular es su alto grado de higiene. Por su personalidad un tanto obsesiva por las pequeñas cosas que se salen de su rutina, el gato no soportará tener manchas o suciedad en su pelaje, y uno de los gestos más representativos de los gatos es lamer y peinar su pelaje para emparejarlo y limpiarlo. Si el gato es de interior, es una actividad que le llevará buena parte del día.

Tener gatos en la casa o en un piso es bien sencillo. Todo depende de la personalidad del gato y de su socialización, ya que un felino adecuadamente socializado se adaptará con gran facilidad a la vida de hogar y al contacto con los humanos. Otro aspecto a evaluar al recibir un gato en casa, es asegurarnos de que ningún integrante de la familia sea alérgico, teniendo en cuenta que las alergias son producidas por una encima presente en la saliva del gato, por lo que incluso los gatos sin pelo pueden producir alergia.

Mucha gente se pregunta si bañar o no a su gato. La respuesta depende de cada animal en particular. Para la mayoría de los gatos bañarse es una especie de tortura, no tanto por el agua –la que no les suele gustar demasiado–, sino por la restricción de movimientos que un baño forzado impone. Sin embargo, si el animal está acostumbrado desde cachorro, no es contraproducente un baño cada tres meses o en casos concretos en que sea necesario, aunque se deben tomar una serie de precauciones. En primer lugar, la temperatura del agua debe ser agradable al tacto, ni muy fría ni muy caliente, como si se fuera a bañar un bebé. Lo mismo sucede con la temperatura ambiente.

Es necesario que el baño se lleve a cabo en un lugar bien acondicionado, con calefacción y sin corrientes de aire, porque los gatos son muy sensibles a los enfriamientos. Además, es necesario emplear productos especiales para gatos porque no toleran bien los productos para humanos y puede haber riesgo de intoxicación. Además, jamás debemos usar productos para perros u otros que no estén específicamente indicados para gatos, ya que las consecuencias pueden ser graves.

El gato se acostumbrará rápidamente a hacer sus necesidades en una bandeja sanitaria especialmente dispuesta para tal fin, con arena o piedritas, las cuales se pueden comprar en cualquier tienda especializada o clínica veterinaria. Una limpieza frecuente de la bandeja evitará que los malos olores se expandan en el ambiente. Una vez que el gato aprende dónde está “su baño”, jamás ensuciará otros rincones. Y de hacerlo, es necesario estar muy atento porque puede ser síntoma de enfermedad.

Fuente: Nota de Prensa enviada por El gato en casa.

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