El majestuoso Parque Provincial Aconcagua y sus belleza
El cerro Aconcagua, imponente señor del paisaje andino, no necesita presentación alguna. Imposible pasar unas vacaciones en Mendoza sin rendirse a contemplar su increíble e imponente belleza. Y aunque son varias las cumbres de esta región de los Andes centrales que superan los 5000 mts. de altura, la cumbre norte del cerro Aconcagua se erige por derecho propio, con sus 6962 mts. , como el sueño de todo montañista que se precie.
El marco natural que rodea a esta auténtica maravilla merece capítulo aparte. Tanto, que la zona fue transformada en el parque provincial Aconcagua. Y desde el año de su creación, 1983, deslumbra a sus visitante por la diversidad y riqueza natural de sus 71000 hectáreas. Verdadero punto fuerte del turismo en Mendoza, los interesados de la ecología se sentirán a sus anchas en esta zona en la que la maravilla del agua se manifiesta en todo su esplendor, salpicando el paisaje de glaciares y cuencas cristalinas. Torrentosos arroyitos de espuma blanca y rojizos ríos de montaña señalan el paisaje, surcado de largos y profundos valles, y alimentan inesperados manchones de pasto verde esmeralda, las famosas “vegas”.
El clima es muy frio, pero la vegetación adaptada a las duras condiciones de la zona sorprende por su hermosura y variedad. Las plantas se vuelven aquí de baja altura para resistir los fuertes vientos, y su floración, debido a las bajas temperaturas, es corta. Pero en verano regalan inesperadas postales de intenso y alegre colorido, en las que predomina toda la gama del color amarillo. La fauna autóctona también ha desarrollado una serie de estrategias para resguardarse de las inclemencias del tiempo. Guanacos, zorros y llamas visten espesos pelajes para saludar a los visitantes, y emigran a las zonas más bajas de la montaña, donde el clima es más benigno, durante las épocas de nevadas. Abundan también los reptiles, capaces de invernar durante los meses más fríos: lagartijas, lagartos y el típico sapo andino. Mención aparte merecen las aves de la región, encabezadas por el emblemático cóndor andino. Junto a los cursos de agua abundan las aves acuáticas y los halcones, y el diminuto picaflor de Los Andes aporta su nota de color.
No es necesario ser andinista para rendirse ante el encanto del Parque Aconcagua durante unas vacaciones en Mendoza. Sólo hace falta sensibilidad frente a esa belleza única que sólo la naturaleza puede ofrecernos.