Botox: Realza la belleza o es una bacteria horrorosa
Botox es la toxina de nombre comercial que produce la bacteria Clostridium botulinum. Hombres y mujeres utilizan Botox para mantener el rostro sin arrugas ni pliegues. La parálisis es una complicación grave que produce el botulismo. Sin embargo, los científicos descubrieron la forma de utilizar dosis pequeñas y diluidas de la sustancia e inyectarla en ciertos músculos para permitir el debilitamiento controlado de los mismos por varias razones cosméticas.
Botox: El bueno, el malo, el feo
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA en inglés) aprobó la utilización de Botox a fines de los años ’80 luego de descubrirse que podía detener ciertas afecciones como la ambliopía y pestañear constantemente. Aunque Botox obtuvo la autorización de la FDA en abril de 2002 para tratar las marcas de las líneas de expresión entre las cejas moderada a severa, también se utiliza en otras áreas del rostro. Para los pacientes nuevos de Botox, existen algunos datos que necesitan saber antes de someterse al tratamiento.
Cuando se aplican grandes cantidades de Botox, la toxina puede provocar botulismo, pero los pacientes lo relacionan con envenenamiento por alimentos. Botox actúa de la siguiente forma: las señales que producen los nervios hacia los músculos son bloqueadas, previniendo la contracción del músculo inyectado. De esta forma, la zona de las arrugas se ve suave y relajada. Es importante saber que Botox no produce efectos sobre arrugas que surgen debido a la gravedad o por daño solar.
La inyección es rápida y no requiere anestesia. Se utiliza una aguja fina para inyectar el producto en los músculos específicos. El tiempo que tarda el medicamento en completar su efecto es entre tres días a una semana y duran entre cuatro a seis meses. Se recomienda evitar la ingestión de alcohol al menos una semana antes del tratamiento, no tomar aspirinas junto con medicamentos antiinflamatorios
dos semanas antes del mismo para disminuir las probabilidades de hematomas. La acción del músculo vuelve paulatinamente con la reaparición de las arrugas, lo que requiere someterse nuevamente al tratamiento.
Los efectos secundarios más comunes son la aparición de hematomas, aunque también pueden producirse caída del párpado y dolores de cabeza. Estos efectos desaparecen dentro de tres semanas. El movimiento del Botox ocurre detrás de la zona caída, por lo tanto los médicos recomiendan no frotar las áreas inyectadas por 12 horas posteriores a la aplicación de la inyección o recostarse por tres o cuatro horas.
La historia de esta bacteria no ha llegado a su fin. La toxina botulínica puede seguir su camino aún cuando el paciente está en forma vertical. Un estudio reveló que en casos recientes de aplicación de inyecciones de Botox en el rostro, el medicamento continuó su movimiento hacia el cerebro donde podría causar daños al sistema nervioso central. Otros informes mencionaron que algunos pacientes sintieron dificultades para tragar o respirar luego de ser inyectados con la toxina.
Aunque la FDA sólo tomó precauciones en relación con los efectos en pacientes que sufren de desórdenes neuro-musculares, ha comenzado a investigar y reconocer que también podrían existir ciertos riesgos para otras personas. La revisión de 180 informes sobre los efectos secundarios realizados por la FDA informó que aproximadamente 87 personas fueron hospitalizadas mientras que 16 fallecieron debido al derrame de la toxina detrás de la zona inyectada. Cuatro de las personas fallecidas eran niños.
Con este mensaje se desea expresar lo siguiente: existen beneficios y riesgos relacionados con los tratamientos de belleza. Antes de llamar a un especialista en este campo, sería de gran ayuda investigar sobre el tema. Busca más información sobre los productos a ser inyectados y la seguridad del procedimiento.