¿Puede ser una residencia un apoyo a los estudios?

En ocasiones pensamos en las residencias de estudiantes como espacios donde convivir sin más, reduciendo su eficacia al hecho de tener un espacio donde poder dormir y comer. Lejos de la realidad, una buena residencia debe ser una herramienta más dentro de la formación. Contar con una residencia universitaria con clases de repaso es un buen ejemplo de cómo puede acompañarnos dentro de la evolución de nuestros estudios el espacio donde habitamos, pero no es el único caso en el que nos puede ayudar, ¿en qué me apoya o me debe apoyar una buena residencia de estudiantes?

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La clave está en el acompañamiento

¿Cómo puede convertirse una residencia en una herramienta más para el estudio? La clave reside en el hecho que no se limite en ofrecer servicios básicos y ser un espacio “a la carta”, sino que realmente se preocupe por la convivencia y por la evolución de cada residente, que no cliente.

¿Y cómo puede mostrar su preocupación una residencia? Como las buenas escuelas, olvidándose del concepto de que cada estudiante sea un número y conocerle por nombre y apellidos. Si un alumno tiene problemas con ciertas asignaturas que le permitan avanzar en su formación, lo menos que puede hacer una buena residencia por él es ofrecerle un espacio más allá de su habitación donde poder recibir clases particulares.

Formación también dentro de sus instalaciones

Pero no hay que limitar la eficacia de la correcta evolución de la formación de cada residente a aprender más conceptos fuera de las aulas universitarias: el mundo universitario es mucho más que adquirir conocimientos sobre una materia que nos permita acceder al mundo laboral.

Durante esta bella etapa, sabernos desenvolver correctamente es vital: no sólo aprendemos una profesión, también una forma de vida, una forma de llevar una dieta sana y equilibrada, sociabilizarnos correctamente, ser capaces de exprimir las horas del día y combinar estudios con ocio y las obligaciones cotidianas etc.

Una invitación al estudio

Por último no debemos olvidarnos de las instalaciones que una buena residencia de estudiantes debe tener para a lo que se viene: estudiar.

Desde una biblioteca donde poder estudiar tranquilamente y perfectamente equipada para todas las comodidades que necesitamos a día de hoy (toma de corriente para portátiles, iluminación natural y también directa mediante lámparas, climatización etc.), hasta salas de estudios específicas donde poder trabajar en grupo sin molestar al resto de compañeros.

Por otra parte, las necesidades cambian según la persona y según la materia de estudio, por lo que toda buena residencia no se debe olvidar nunca de aquellos universitarios que necesitan su propio espacio de desarrollo: tales como aquellos que trabajan las artes plásticas, maquetas de arquitecturas, que necesitan un espacio de ensayo para sus estudios musicales, que se encuentran estudiando másters o postgrados etc.

En definitiva no es que una residencia pueda ser un apoyo para los estudios, es que una buena residencia debe ser parte de los estudios, de la formación universitaria y aún con todo esto, ser capaz de ir un paso más allá y complementar todo aquello que el residente no puede llegar a alcanzar dentro de las aulas.

 

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