Problemas de aclimatación en las zonas subárticas

Los años 80 del siglo pasado miles de personas llegaban todos los años a la ciudad subártica de Norilsk porque trabajar allí significaba gozar de prestigio, ganar bien y tener perspectivas para hacer carrera. Pero, muchos se marchaban sin haber podido acostumbrarse a los fríos que llegaban a 40 grados centígrados bajo cero, a los vientos huracanados, a los cambios drásticos de presión atmosférica y a las tormentas electromagnéticas.

Norilsk fue un importante centro de la metalurgia no ferrosa, con 200 mil habitants. La ciudad se halla en la zona subártica, los fíos se prolongan 290 días al año, la noche polar es larga.

A principios de los años 80 del siglo XX la ciencia se abocó a estudiar activamente el proceso de aclimatación. Aún en aquel entonces se hizo el primer resumen del “lustro de la salud”, un programa multifacético, que ayudaba al hombre a acostumbrarse a las condiciones nórdicas. Con la asistencia de las empresas industriales y organizaciones publicas, los especialistas se dedicaban a resolver el problema como aminorar el efecto negativo del clima subártico en el estado psíquico y físico del hombre.

La orofilaxis de las afecciones y el saneamiento de las condiciones de trabajo constituían la base del citado programa. De 1975 a 1981 en la ciudad se construyeron y modernizaron 15 grandes establecimientos terápico-profilácticos. En dichos establecimientos trabajaban unos mil médicos. Los datos de entonces relacionados con el estado de la salud de los habitantes se controlaban por un sistema automatizado.

Para combatir las considerables proporciones de polvo y gases en la atmósfera, se invertieron 50 millones de rublos. En la fábrica de fundición de cobre, las instalaciones depuradoras captaban el 92 % de los deshechos. Los mineros usaban un traje cómodo, ideado para trabajar en medio de la congelación perpetua.

Los norteños jóvenes gozaban de especial atención. Aparte de las piscinas y salas con lámparas de cuarzo, para recompensar la escasez de luz solar, en todas las escuelas los alumnos tenían una hora especial dedicada a templar su salud a tono con los métodos que habían utilizado los aborigenes.

Los logros del “lustro de la salud”  en Norilsk fueron tan evidentes que semejantes programas se habrían llevado a cabo proximamente en muchas otras regiones del Norte y Siberia.

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