Lo que hay que saber sobre el dolor
El dolor puede ser una de esas cosas que la mayoría de nosotros nunca recibiremos con los brazos abiertos o con una sonrisa en el rostro; pero el dolor sí tiene una razón. El dolor es parte del mecanismo de defensa natural del cuerpo. El dolor activa una reacción reflejo que nos indica que nos alejemos del estímulo que lo causa. El dolor nos permite hacer ajustes en el comportamiento para evitar ese estímulo de dolor o situación dolorosa en el futuro.
Sin embargo, es bastante diferente el caso del dolor crónico o el dolor que dura un largo período, a menudo asociado a enfermedades. Además, los medicamentos no siempre brindan una cura a largo plazo para el dolor crónico. Existen muchos tratamientos para el dolor, pero estas opciones de tratamiento a menudo no son para todas las personas. Debido a esto, es esencial que comprendas tu dolor y utilices el tratamiento más adecuado para tu caso.
¿Cuáles son los distintos tipos de dolor?
Una clase de dolor es el dolor somático superficial o también llamado dolor cutáneo. Las lesiones en la piel o el tejido superficial causan este tipo de dolor. El dolor somático superficial se caracteriza por un dolor agudo y localizado que pasa rápidamente. Las heridas leves y las quemaduras de primer grado son lesiones que pueden producir dolor somático superficial.
Luego existe un dolor somático profundo, que se origina en los tendones, los ligamentos, los vasos sanguíneos, los músculos y los huesos. Este tipo de dolor se caracteriza por un dolor leve, no localizado que comúnmente dura mucho tiempo. Los esguinces, los dolores miofaciales y las quebraduras óseas son sólo ejemplos de las lesiones que producen un dolor somático profundo.
El tercer tipo de dolor, el dolor visceral, proviene de los órganos y de los nociceptores viscerales. El dolor está dentro de los órganos y las cavidades internas. Debido a la escasez de nociceptores en los órganos y las cavidades internas, el dolor visceral a menudo se demuestra por medio de más dolor y calambres. Asimismo, el dolor visceral puede durar mucho más que el dolor somático. Puede resultar difícil localizar la fuente del dolor visceral; las lesiones en los tejidos viscerales puede mostrar un dolor «derivado», que significa que el dolor se siente en una zona localizada que ni siquiera se relaciona con el lugar de la lesión real.
¿Cómo se mide el dolor?
Según la Organización Mundial de la Salud, los tres tipos de dolor están incluidos en una «escala de dolor» leve, moderado o severo.
El dolor leve se caracteriza por el dolor que desaparece sin terapia o al utilizar fármacos de venta libre tales como aspirinas, paracetamol y medicamentos antiinflamatorios no esteroides como Aleve, Advil y Motrin.
El dolor moderado se caracteriza por el dolor que puede interferir con tu rutina diaria y puede resultar difícil ignorarlo, pero desaparece con el tiempo. Comúnmente no reaparece una vez que se aplica el tratamiento apropiado. El dolor moderado puede necesitar fármacos más fuertes. Sin embargo, la mayoría de los medicamentos antiinflamatorios no esteroides como el ibuprofeno han demostrado ser tan efectivos como la codeína para el alivio del dolor.
El dolor agudo o el dolor crónico se caracterizan por el dolor que interrumpe alguna o todas las actividades diarias. El dolor agudo puede obligarte a recostarte o descansar y este dolor no desaparece por sí solo. También requiere tratamiento continuo, que puede durar días, semanas, meses o incluso años. Según la Organización Mundial de la Salud, el dolor agudo debe tratarse con opiáceos fuertes, que incluyen el fentanilo, la hidrococona, la metadona y la oxicodona.